Por Tatiana Pace
Una vez más Rosario marchó por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Un 24 de marzo pero de 1976 comenzaba una de las épocas más oscuras de la historia argentina: las Fuerzas Armadas tomaron el poder y un centenar de secuestros y torturas sucedieron. Este sábado, 42 años después, miles de argentinos se movilizaron en distintos puntos del país, en conmemoración a los 30.000 desaparecidos que dejó la dictadura.
Las calles rosarinas estaban desoladas y el cielo nublado. Quizás, el clima en esas cuadras era similar al que se sentía durante los años del gobierno militar. La gente empezó a acercarse a la Plaza San Martín, alrededor de las 16:00. El ambiente allí ya era distinto. Mamás o papás con sus hijos, agrupaciones, sindicatos, movimientos estudiantiles comenzaban a formarse para marchar.
Mientras, en el centro del parque, había intervenciones. Fotos de desaparecidos, que luego acompañarían a la movilización y pañuelos de las Abuelas de Plaza de Mayo, que decoraban como guirnaldas la ocasión. Un hombre disfrazado de payaso – militar, causaba impacto a primera vista.
Cerca de las 17:00 un grupo de adolescentes levantó sus carteles, pudiendo ser ellos, nietos de quienes no regresaron del proceso militar. Un colectivo de mujeres trans posó con su letrero, representando a sus compañeras que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Diez minutos después, la masa de personas comenzó a marchar. Lento y paso a paso, pero sin frenar.
Las Madres de Plaza 25 de Mayo Rosario encabezaron la movilización que se extendía por casi diez cuadras. Le siguieron la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y la agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. Atrás quedó el silencio, los bombos palpitaron como el corazón de aquellos que defendieron sus convicciones políticas y sociales durante los setenta y ochenta, y que nunca más volvieron.
Santa Fe y Moreno fue la esquina elegida para dar inicio a la marcha. El recorrido continúo por Boulevar Oroño, hasta llegar a los Tribunales Federales. Posteriormente, se retomó San Luis hasta Buenos Aires y así desembarcó en el Monumento Nacional a la Bandera.
La lectura de un documento culminó con la jornada, reclamando el fin de las prisiones domiciliarias a los represores, el desmantelamiento de las políticas de derechos humanos y la denuncia del plan económico nacional.
En una movilización tranquila pero segura de sus convicciones, se reforzó el pedido de «Nunca más» y «Ni olvido, ni perdón». Pero sobretodo, que la Memoria, la Justicia y la Verdad siguen más presentes que nunca y que la lucha aún continúa.