Al locutor que se hacía pasar por policía para engañar a sus víctimas le darían 50 años de prisión
Luis Marcelo Escobar, padre de tres hijos, tiene 42 años y fue detenido en agosto de 2016 en Soldini, un pueblo ubicado al sudoeste de Rosario aunque vivía en San Nicolás, en el norte bonaerense. Allí trabajaba como locutor de una FM y tenía una familia con dos hijos.
Según las pruebas recolectadas por el Ministerio Público de la Acusación, Escobar viajaba en forma periódica a Rosario desde San Nicolás para atacar.
Escobar utilizaba un carnet y portaba un arma de fuego y siempre repetía su modus operandi: se hacía pasar por policía para engañar a sus víctimas y vencer su resistencia.
La fiscal Carla Cerliani pidió este jueves una pena de 50 años de prisión al hombre acusado de 18 casos de abuso sexual cometidos contra jóvenes de entre 14 y 25 años, a quienes interceptó simulando ser un policía, y dijo que las mujeres abusadas «fueron víctimas de hechos atroces».
En la primera audiencia del juicio oral que se realiza en la sala 9 de la Oficina de Gestión Judicial del Centro de Justicia Penal y que tiene como acusado a Luis Marcelo Escobar, locutor, también declaró una de las víctimas de los abusos que al momento de ser violada tenía 18 años y dijo que el imputado le «arruinó la vida» y que necesitaba «justicia».
La fiscal Cerliani inició su alegato con el pedido de 50 años de prisión para Escobar, a quien acusó del delito de «abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido con arma de fuego, en calidad de autor en 15 oportunidades y tres en grado de tentativa».
«Solo una de ellas quiere declarar, mirándolo a los ojos, y otras cinco son menores por lo que lo harán en cámara Gesell», explicó la representante del Ministerio Público de la Acusación (MPA) sobre la complejidad del debate oral.
El acusado, que trabajaba de locutor en una FM de la ciudad bonaerense de San Nicolás, donde residía junto a su esposa y tres hijos, fue detenido en agosto de 2016 y llegó al juicio desde la cárcel de Coronda donde se encuentra alojado.
En la primera jornada que se desarrolló este jueves en el Centro de Justicia Penal de Rosario, el tribunal integrado por las juezas María Isabel Mas Varela e Irma Bilotta y el juez Mariano Allieu se estableció a pedido de la fiscalía que 12 de las víctimas declaren sin la presencia del presunto violador en el recinto.
Ante el pedido de la fiscal, la defensa oficial del acusado ejercida por Luisa Cañabate, solicitó al tribunal la reducción de la pena al alegar que «con un pedido de pena de 50 años, sería imposible para mi defendido de 42 años una reinserción social».
También declaró la primera de las víctimas, atacada según la acusación en la noche del 4 de abril de 2014, cuando tenía 18 años.
«Me arruinó la vida», dijo la joven antes de que declararan su padre y su madre como testigos.
La chica contó que la noche del 4 de abril de 2014, alrededor de las 22.30, esperaba el colectivo de la línea 103 en la esquina de avenida San Martín y Garibaldi, en zona sur, y dijo que un hombre bajó de un automóvil de color oscuro «con un handy en la mano» y le aclaró que era policía, tras lo cual le preguntó si había visto a unos chicos, a lo que respondió negativamente.
Según su testimonio, el imputado le pidió que se acercase al auto para tomar sus datos para luego acompañarla a una comisaría de Drogas Peligrosas.
Una vez en el automóvil, el hombre la llevó hasta Uriburu y avenida Circunvalación, en las afueras de la ciudad, donde detuvo el vehículo «en una zona descampada muy oscura», donde abusó de la joven.
La víctima también puso en evidencia el trato que recibió cuando fue hacer la denuncia acompañada de sus padres.
«Me trataron muy mal en la Comisaría de la Mujer, antes tenían ese trato porque no te creían, ahora creo que no es así», señaló la joven violada, quien aseguró que declaró sin la presencia del acusado en la sala porque aún tiene «miedo de cualquier hombre» que se le acerca y de «subir a cualquier auto».
Antes de este testimonio, en el inicio de la audiencia, el acusado se negó a declarar y escuchó las acusaciones sin inmutarse y siempre miró con la cabeza en alto al tribunal.
El juicio continuará este viernes con los testigos ofrecidos por la fiscalía que suman un total de 90 personas, entre víctimas, familiares y peritos.