Las altas temperaturas de los últimos días en la Costa Atlántica fueron ideales para zambullirse en el mar, pero unas criaturas molestas similares a las aguavivas, obligaron a los turistas a alejarse un poco del agua.
Estamos hablando de las tapiocas, unos pequeños animales que miden entre uno y dos centímetros, son transparentes y tienen ocho tentáculos de los cuales cuatro contienen veneno.
El simple roce con una tapioca genera un prurito que da picazón, pero no es para alarmarse. Suele atacar, generalmente, en zonas sensibles del cuerpo como en los genitales, axilas, párpados o en la boca. Su picadura provoca un ardor que suele irse en unas horas, y se alivia con agua dulce. El vinagre es otro buen aliado para calmar la zona afectada.
Si uno barre con la mano por debajo del agua va a sentir unas pequeñas «gelatinas» moviéndose a su paso, en grupos inmensos, que atacan al contacto con partes sensibles de la piel.
Según los especialistas, se recomienda una ducha de agua dulce, no refregarse constantemente las partes sensibles, y en caso de que continúe el ardor, consultar con un médico.