La función cognitiva de un individuo es el resultado del funcionamiento global de la percepción, atención, habilidad viso-espacial, orientación, memoria, lenguaje y cálculo, algunos de los cuales sufren un grado de deterioro variable con el envejecimiento. (2012, Custodio)
Todos experimentamos olvidos y distracciones en la vida cotidiana, que son normales y pueden fluctuar en función una serie de factores psicológicos, biológicos y sociales. Las oscilaciones del funcionamiento cognitivo que responden a factores circunstanciales suelen ser transitorias y tienden a remitir espontáneamente cuando nos ordenamos un poco. Existe también cierto nivel de deterioro cognitivo asociado a la edad, cuyo impacto es heterogéneo dependiendo de diversos factores personales como la genética, la calidad de vida, y en definitiva la reserva cognitiva que ha gestionado cada uno a lo largo de su vida.
Sabemos hoy que algunos factores que incrementan la reserva cognitiva son la actividad física regular, el estudio (lectura, aprendizaje, en todas sus formas), la alimentación saludable (algunas investigaciones relacionan el tipo de dieta mediterránea con una mayor reserva cognitiva) y el bajo consumo de sustancias psicotrópicas (incluidos los psicofármacos y alcohol).
Pero lo cierto es que cuesta dilucidar el límite entre el Deterioro Cognitivo Normal asociado a la edad, y los síntomas de Deterioro Cognitivo Leve como una primera instancia de patología.
¿Cuáles son las funciones de la memoria que permanecen relativamente estables pese al paso del tiempo?
- Memoria semántica: Los hechos y el conocimiento general acerca del mundo permanecen estables, particularmente si dicha información es usada frecuentemente. Sin embargo, la recuperación de información altamente específica típicamente declina, como ocurre con los nombres.
- Memoria de procedimiento: Es la memoria para habilidades y hábitos, tales como manejar bicicleta o nadar; almacena información sobre cómo hacer las cosas. En general, los adultos mayores requieren más tiempo para aprender nuevas tareas, pero lo que saben permanece.
¿Cuáles son las funciones de la memoria que se afectan normalmente con el envejecimiento?
- Memoria de trabajo: Comprende la tenencia y la manipulación de la información mientras se procesa otras tareas, como retener una corta lista de palabras para ordenarla alfabéticamente. También, incluye la velocidad de trabajo, memoria y aprendizaje verbal y viso-espacial, con mayor afectación de la cognición viso-espacial que la verbal.
- Memoria episódica: Es la memoria de los hechos de nuestras vidas individuales, de nuestras experiencias.Tanto la memoria episódica como la de trabajo son las que más se deterioran con el envejecimiento.
- Memoria prospectiva: Comprende la capacidad para recordar la ejecución de una acción en el futuro, como por ejemplo recordar una cita o la toma de medicación.
- Respecto a las áreas cognitivas distintas a la memoria, la habilidad de focalizar la atención y realizar una tarea simple, denominada atención sostenida, se mantiene con un buen desempeño en el adulto mayor.
Funciones Ejecutivas
Las funciones ejecutivas son habilidades vinculadas a planificación y organización, solución de problemas nuevos (flexibilidad cognitiva), desarrollo de la planificación discursiva tanto gestual como verbal, organización de conductas, posibilidades de cambio y monitoreo de los errores, los que parecen disminuir muy levemente en el envejecimiento normal.
Las fronteras con la patología: qué es el Deterioro Cognitivo Leve
Se define DCL al deterioro cognitivo que supera lo normalmente esperable para la edad, pero que no cumple con criterios de demencia, pues la funcionalidad está preservada.
Se ha propuesto varios criterios, pero los del International Working Groupon Mild Cognitive Impairment, publicados en 2001 (5), son los más utilizados:
1) problemas de memoria, particularmente si son corroborados por un informante;
2) déficit de memoria objetivado mediante evaluación neuropsicológica
3) preservación de la función cognitiva general;
4) conservación de las actividades de la vida diaria; y,
5) ausencia de demencia.
Los pacientes con DCL manifiestan principalmente deterioro de memoria, sobre todo memoria episódica; siendo conscientes de sus deficiencias, a diferencia de lo que ocurre en ciertas demencias, en que la conciencia de sus déficits está comprometida.
Otras molestias cognitivas, como trastornos del lenguaje (dificultad para encontrar la palabra deseada), de atención (dificultad para seguir o centrarse en una conversación), y de habilidades viso-espaciales (desorientación en entornos familiares) podrían configurar un DCL.
Los pacientes con DCL presentan frecuentemente síntomas psicológicos y conductuales (depresión, irritabilidad, ansiedad, agresión y apatía), que incluyen alteraciones en conducta, afecto y síntomas psicóticos. La presencia de los mismos, disminuye la calidad de vida, exacerba las alteraciones funcionales, y aumenta el desgaste del cuidador. Para el diagnóstico de DCL es preciso evaluar los déficit a nivel sensorial que puedan existir (agudeza visual o auditiva) y/o motores.
La evaluación neuropsicológica a cargo de un profesional con experiencia en su realización es la única prueba que permite confirmar el diagnóstico de DCL o descartarlo. Ante la detección de cualquiera de estos síntomas es recomendable consultar con su médico de cabecera, quien evaluará si es precisa la interconsulta con un Neurólogo. El diagnóstico temprano da la posibilidad de implementar estrategias para potenciar las áreas preservadas y sostener en lo posible una mejor calidad de vida.