El fuerte relato del hombre que llevó a Natacha Jaitt al salón de eventos donde murió
El hombre que llevó a Natacha Jaitt al salón de eventos donde murió en Benavídez, relató el paso a paso de la fatídica noche. Raúl Velaztiqui Duarte, un productor y organizador de eventos de nacionalidad paraguaya, dijo que conocía a la mediática hace muchos años pero que el último contacto se dio a través de Lissa Vera, una de las cantantes de Bandana, que él mismo la trasladó en su auto al lugar donde falleció para mantener una reunión de trabajo y que no la vio consumir dorgas en ningún momento.
Velaztiqui brindó una entrevista a Mauro Viale, en la que se mostró conmovido. «Estoy en mi casa, a disposición de su familia, todavía no tuve ningún contacto. Estuve 33 horas sin comer, sin tomar agua”, afirmó. Y añadió: «Me presté voluntariamente (a la Justicia) y pedí yo que me hicieran todo lo necesario para comprobar que yo no consumo y (esa noche) no tomé alcohol».
«Estoy alejado de la situación, pero fui el que la acompañó a Natacha, el que la llevó. Y bueno, a partir de ahí es (que vivo) esta pesadilla. Por eso es que le pido un poco de paciencia. Estoy muy aturdido», reconoció.
Velaztiqui contó que el último contacto con Natacha se dio a través de Lissa Vera, una de las voces de Bandana, con quien tenían planeado organizar conjuntamente un festival de hip hop. “Fue así. Yo a Natacha la conozco hace muchos años, si bien no éramos amigos íntimos ni teníamos una relación de afinidad cotidiana, yo soy muy amigo de Lissa, la chica de Bandana. Estábamos en un proyecto de hacer un campeonato de hip hop. Me encontré con Natacha el 31 de enero en el cumpleaños de Lissa. Ahí charlamos. Proyectamos hacer una serie de eventos de estos al que fuimos».
Más adelante, detalló: “El Día de San Valentín fuimos a un restaurante para cenar y reunirnos con otras personas para generar otro proyecto junto con Lissa, porque estaba la gente de la Municipalidad, para ver qué posibilidades había para realizar ese campeonato (de hip hop). Ahí conocimos a un señor que era el dueño del lugar. Se hizo una buena conversación, quedamos en una nueva reunión. Después fuimos a su casa a otra reunión. Comimos, seguimos hablando del proyecto de trabajo y ahí surgió la posibilidad, por una cuestión de locación, de espacio, que él tenía un amigo que era el dueño de este lugar (Xanadú). Eso fue el martes de la semana pasada».
«Después de esa cena quedó la posibilidad de contactarme con este señor, el dueño del lugar. El día jueves me pasan el contacto, yo me comunico, me presento, le digo que me pasó el contacto Marcelo por la posibilidad de tener una reunión. Me dice que sí. El día viernes pactamos la reunión para ir a conocer el lugar, explicarle el proyecto y ver cuáles eran las posibilidades de hacerlo La reunión se pautó para las 21», se explayó.
En cuanto a la noche en que Jaitt fue hallada muerta, precisó: «Como llovía un montón, yo la pasé a buscar a Natacha por su casa. No vi absolutamente nada fuera de lugar. Fuimos y llegamos tarde porque llovía muy fuerte. Llegamos a las 22.30. A partir de ahí, cuando llegamos ya había dos personas más. Tanto Natacha como yo no los conocíamos, no teníamos más que ese primer contacto de la reunión. Llegamos, nos reunimos, empezamos a charlar el proyecto… En ningún momento vi que la gente consumiera ni la vi consumir a Natacha».
Y agregó: «Eso está declarado en el expediente. No noté nada raro hasta el momento en el que nos estábamos por ir. En ningún momento van a ver mi imagen, sólo hay una imagen cuando me muestran el recorrido del lugar. O sea, todo lo que están diciendo es, no sé, ficción. Yo no lo vi, sino me hubiese ido. Hubo una parte que desde donde yo estaba sentado, que siempre estuve sentado, era imposible poder ver. No se ve si (Natacha) se va para arriba. Ellos e van a otro lugar, pero no sé por qué. La última vez que la vi estaba como en la cocina. Después no sé para dónde se fue. La perdí por 15 minutos. Y ahí pasa todo, me dicen que se quedó dormida».
Por último, el organizador de eventos explicó: «Me llamó poderosamente la atención que cuando ya nos estábamos yendo bajó el dueño del lugar y me dijo ‘se quedó dormida’. Yo pensé: ‘Imposible, si ya nos estamos yendo de la reunión’. Me alertó. Yo ni siquiera sabía que se había acostado a dormir. Ahí le mandé un WhatsApp, pero como no me contestó me pareció raro. Automáticamente la empiezo a llamar. Ahí dije: ‘Esto es raro’. Y ahí pasó lo que pasó después. Yo soy un hombre de bien, de trabajo. No fui a una fiesta de drogas, de alcohol y prostitución (se quiebra). No la estoy pasando bien. Yo fui a una reunión de trabajo».