Uriel Cuitiño, arquerito de Colonia Caroya, se consagró campeón de un torneo infantil en Córdoba. Pero lo más importante de la jornada no fue el logro obtenido, sino el gesto que tuvo con su compañero de equipo. Faltando algunos minutos, fingió una lesión y le pidió el cambio al entrenador. ¿El motivo? Quería que Joaquín, su arquero suplente, también pueda jugar la final.
«Sentí un tirón en la parte de atrás de la pierna. No voy a poder jugar el partido, creo que estoy desgarrado», le dijo Uriel a su entrenador Mario Vicente en pleno desarrollo del partido. Cuitiño es un pilar clave del equipo, venía de ser pieza vital para consagrarse como campeón del interior vs Alta Gracia.
«Yo en verdad no estaba lesionado. Pero como Joaquín no había atajado en la otra final y jugó poco en el torneo, yo quería que él pudiera jugarla. Por eso le dije al profe que estaba mal, pero en realidad estaba bien», explicó el chico de apenas 11 años.
El padre de Uriel se mostró sorprendido al ver su hijo retirarse de la cancha en pleno encuentro: “Yo no entendía nada. ´¿Qué pasó?´, me preguntaba. Después en el entretiempo vino y me contó con un gesto que estaba bien» y agregó: «Él lo quiere mucho a su compañerito. Ellos al ser arqueros se entrenaban juntos. Por eso tomó esa decisión, eso dice mucho de él».
El resultado final fue 1 a 0. Colonia Caroya derrotó a Espirítu Santo en la final y se quedó con el título. Uriel Cuitiño gritó campeón, pero su gran gesto de dejarle jugar el partido más importante de la temporada a su amigo, valió mucho más.