El verdadero golpe suave: el peronismo y la vieja política se aferran al desgaste de Milei
Por Mauro Yasprizza.
Por Mauro Yasprizza.
Mientras el gobierno libertario enfrenta protestas y el sacudón electoral bonaerense, el peronismo y sus viejas mañas aprovechan la crisis para sembrar caos, victimizarse y sostener un modelo que condenó a la Argentina a la decadencia.
En la Argentina de hoy, el ruido de la calle y el zumbido de los pasillos del Congreso tienen un mismo hilo conductor: la resistencia de la vieja política. El traspié electoral en la provincia de Buenos Aires fue el golpe que el peronismo esperaba para instalar su relato de “fracaso anticipado” del gobierno de Javier Milei.
Pero detrás de los discursos ampulosos y las lágrimas por la educación y la salud, está la maquinaria que gobernó al país durante décadas y que, en ese tiempo, sembró pobreza estructural, multiplicó planes sociales y jamás resolvió los problemas que ahora utilizan como arma.
El peronismo —en su versión kirchnerista o renovada— sabe que no necesita triunfar en ideas nuevas, solo debe hacer lo que siempre hizo: bloquear, victimizarse y esperar que el desgaste haga lo suyo. Es el manual clásico del golpe suave: desgastar al gobierno con protestas, ruido legislativo y una constante puesta en escena de catástrofe.
Hoy vemos gremios en la calle, sindicatos agitando el descontento, legisladores que se oponen a cualquier reforma sin siquiera discutir cómo financiar derechos que ellos mismos vaciaron en sus gestiones. Y mientras tanto, en el Congreso, los mismos de siempre: los que nunca aclararon de dónde sacarían los fondos para sostener las jubilaciones, la obra pública o la educación.
El gobierno libertario, con sus errores y con el costo de un ajuste inevitable, intenta encarar un cambio de rumbo profundo. Pero el desafío no es solo económico, es político: enfrentarse a una cultura de poder que se alimenta del fracaso ajeno.
Lo más humano de esta crisis es que los argentinos, los de a pie, vuelven a ser rehenes de esa pelea. Porque mientras Milei busca imponer reformas que podrían cambiar el tablero laboral y previsional, los que gobernaron antes se disfrazan de salvadores para mantener las cadenas que ellos mismos forjaron.
Y ahí está la enseñanza: el peronismo no vive de gobernar bien, sino de hacer fracasar a los demás. Si la sociedad no lo advierte, volveremos una y otra vez al mismo círculo vicioso: la vieja política hundiendo al país para venderse después como salvadora.
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