Escándalo en el Parque: los jugadores de Newell’s van al paro por una deuda millonaria y la crisis estalla en la gestión Astore
Por Mauro Yasprizza.
Por Mauro Yasprizza.
El plantel profesional decidió no entrenar ante la falta de pago de sueldos que, en algunos casos, acumulan hasta cuatro meses de atraso. La deuda rondaría los 1.000 millones de pesos y ya intervino Futbolistas Agremiados, mientras la AFA observa con preocupación. Desde la comisión directiva, presidida por Ignacio Astore, admiten que “no hay fondos disponibles” y crece el malestar por un manejo económico que expone el desorden financiero de la institución.
La huelga de los jugadores de Newell’s Old Boys detonó lo que muchos dentro y fuera del Parque Independencia venían anticipando: una bomba económica que la actual dirigencia intentó desactivar con silencios, promesas y cuentas en rojo. La paciencia del plantel se agotó. Este lunes, los futbolistas decidieron no entrenar en protesta por los sueldos impagos.
Según pudo saber este medio, la deuda salarial supera los 1.000 millones de pesos y, en algunos casos, hay jugadores que no cobran desde hace cuatro meses. El malestar se transformó en un paro total de actividades, con el respaldo inmediato del gremio Futbolistas Agremiados, que ya tomó intervención formal. Desde la AFA, en tanto, siguen de cerca la situación, aunque por ahora sin medidas directas.
En la sede de calle Pellegrini, el discurso oficial fue tan escueto como preocupante: “No contamos con el dinero”. Esa fue la frase que se filtró desde la propia comisión directiva encabezada por Ignacio Astore, quien enfrenta una de las crisis más profundas desde que asumió la presidencia del club.
La gestión, que en su inicio prometió orden, equilibrio y transparencia, hoy se ve arrinconada por una realidad que desnuda errores administrativos, gastos sin control y promesas incumplidas. Los jugadores, que durante meses soportaron retrasos con la esperanza de una solución, ya no confían.
Mientras el predio de Bella Vista permanece en silencio, la crisis de Newell’s vuelve a poner sobre la mesa la fragilidad económica y dirigencial de una institución que, cada vez más, se aleja del profesionalismo que pregona.
El paro no es solo un reclamo salarial: es el grito desesperado de un plantel que se cansó de esperar. Y también el reflejo de una conducción que, entre balances maquillados y discursos vacíos, no supo cuidar lo más básico: la dignidad de sus jugadores y el prestigio de su camiseta


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