Por Nicolás Menna Lambertucci
Toc, toc, toc. En la segunda mitad del siglo XIX, unos golpes sobre la mesa se convirtieron en el código para comunicarse con el más allá. Todo empezó en 1848, en Estados Unidos, cuando las hermanas, Maggie y Kate Fox, celebraron las primeras sesiones en las que se comunicaban con el espíritu que habitó la casa donde vivían.
Las prácticas de las hermanas Fox despertaron enorme interés, y el “espiritualismo”, que en Europa se denominaría espiritismo, se convirtió en un fenómeno que traspasó fronteras, difundiéndose también por el resto de América, Europa e incluso Asia.
En una época en la que el ateísmo ganaba terreno, la promesa de un contacto real con el mundo de los muertos captó a muchos creyentes.
Hoy, en pleno siglo XXI, atravesado por las tecnologías digitales que permiten interactuar en múltiples ámbitos y con variadas herramientas, ¿cómo se desarrolla la práctica que permite una conexión con el más allá?
“El espiritismo, antiguamente estaba relacionado con que las personas que desarrollaban este arte podían hablar con los muertos. Ahora, con la evolución de la práctica, el término quedó obsoleto porque uno puede comunicarse con toda la energía existente”, relató a Rosario Nuestro Vanesa Torno, directora de Hijas de la Luna, centro holístico de la ciudad de Rosario.
Esa obsolescencia tiene sus fundamentos, dado que hoy “en clases de ‘la vida después de la muerte’, a través de muchos trances, el ser va pasando por capas con distintas experiencias, y eso también puede verse como espiritismo, ya que se tiene acceso a toda esa información”, explicó.
En efecto, en la actualidad, según la entrevistada, se considera que cualquier persona que no esté hablando con su propia energía, está ejerciendo un acto de espiritismo, porque está conectando con algo más que no es su esencia.
El mundo de los muertos
En los comienzos del espiritismo, el contacto con los muertos se realizaba en sesiones cuidadosamente organizadas. Cualquier lugar podía ser el indicado, como un salón aristocrático, una humilde buhardilla o el gabinete de un poeta, con tal que fuera tranquilo, alejado de los ruidos y exento de toda interrupción. Sin dudas, la noche era el momento más apropiado para una sesión.
“Antes se creía que se podía acceder al futuro o a determinados mensajes predictivos cuando eso no es posible, porque las personas con las que se contactaban no estaban en este plano», expresó. A renglón seguido, agregó: «De este modo hablaban del pasado, porque se trata una mente que queda durante un tiempo registrado en este plano hablando de lo que pasó. No puede hablar del futuro algo que ya no está y cada plano puede hablar de sí mismo, porque todo en el universo se mueve, avanza y va a algo superior. La energía de los muertos queda en el pasado”.
Precisamente, en palabras de la mujer, ahora se conoce que través de los planos a lo que se accedía era al “limbo”, donde están las almas que quedan «boyando» por suicidios, y no pueden brindar otra información que no sea la de ese sueño eterno del que les cuesta salir.
“Este limbo es el lugar donde van los seres que desencarnaron y no se dieron cuenta, aquellos que se quitaron la vida, o desencarnaron en un desenlace trágico y entonces todavía no lo comprenden y creen que necesitan el cuerpo físico para trascender y quedan en una especie de rulo”, agregó la especialista.
¿Se puede hablar con los muertos en Rosario?
Vanesa Torno indicó que hay muchas técnicas que permiten ejercer la mediumnidad. Es decir, cualquier persona que trascienda a través de un trabajo de vaciar su mente y sus emociones está habilitando a energías, algunas pueden ser superiores y otras son consideradas de vibración más baja.
Una técnica para la cual se requiere ser inducido, y se alcanza cuando se empieza a entrar en un sueño profundo. No obstante, también puede hacerse en estado consciente, pero requiere un trabajo, educación y ejercicio más amplio.
“A través de las constelaciones familiares, se trabaja mucho con mediumnidad y lo que hacen las personas es conectar la mente y sus emociones para que el alma de otro ser ingrese a dar señales en el cuerpo para poder tener la información que uno necesita, y en mi escuela, es siempre para un mayor resultado y la persona trascienda algo, inclusive para que libere esos seres que no están pudiendo descansar por equis motivo”, sostuvo.
Sobre cómo se vive la experiencia, aseguró que “es maravillosa, uno logra sentir el proceso del otro, de una persona que desencarnó, en qué proceso está, cuál fue su último proceso, su última mirada, qué emociones tenía con respecto a eso, uno lo siente literalmente en primera persona, a veces se reconoce fácilmente, otras son señales en el cuerpo, y si la persona murió de un ataque cardíaco se siente una puntada en el pecho, en el corazón”.
El mundo de los muertos llamó la atención del ser humano desde tiempos inmemoriales, ya sea para generar las condiciones para ese descanso eterno o bien por la necesidad de comunicarse con aquellos que partieron. En efecto, para esto último existen técnicas, aunque se requiere algo esencial: dejarse llevar. Creer o reventar.
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