Este miércoles 28 de agosto falleció a los 94 años Blanca Cotta. Y con ella se van miles de recetas que deleitaron a varias generaciones, las que aprendieron a cocinar de su mano -o al menos, a intentarlo-, siguiendo al pie de la letra sus indicaciones y sus particulares dibujos, toda una marca de Cotta.
Nació el 14 de marzo de 1925 en La Pampa, pero siempre vivió en su amada ciudad de Quilmes. En realidad, llegó allí de casualidad a los siete años, cuando trasladaron a su padre, director de escuela. La adaptación fue rapidísima para Blanca, que enseguida forjó un gran vínculo con la localidad que en aquel entonces convocaba multitudes cada verano en sus paradores frente al río.
En Quilmes se recibió de docente con medalla de honor y también estudio profesorado de Letras. Se desempeñó como preceptora, un puesto que no alcanzó a completar sus ambiciones. En la revista Mucho gusto, donde llegó en 1953, pudo conjugar por primera vez sus dos grandes pasiones, la comunicación y la cocina. Llegó a ser secretaria de redacción y se despidió en 1960.
Ese mismo año comenzó a formar parte como productora y guionista de Buenas tardes, mucho gusto, un programa de Canal 13 dedicado a la mujer por donde pasaron grandes exponentes de la cocina como Doña Petrona, Marta Beines, Chichita de Erquiaga, Cholly Berreteaga, Ketty de Pirolo y Miriam Becker.
Blanca también incursionó en el universo infantil y participó como autora, guionista e ilustradora de los programas infantiles Juguemos en el patio y Juguemos en el 13. También escribió y colaboró en Clarín Revista y en el suplemento Para todos del diario Clarín.
Publicó además una gran cantidad de libros de cocina, ilustrados por ella, en los que lo «light» estaba casi prohibido. Su sello fueron los platos suculentos, rendidores, sencillos y con aroma a hogar.
Si bien la cocina estuvo en la vida de Blanca desde siempre, fue después de ser mamá -y tras recibirse de profesora en Letras y dar clases de Política Educacional- cuando se sumergió en ese mundo de ollas y sartenes. Así fue como un día de 1953 llegó a ser secretaria de redacción («con sueldo de cadete», remarcaba) de la revista Mucho Gusto, de la que fue parte hasta 1960; escribía Cuadernos de apuntes bajo el pseudónimo Annie Rose.