Este sábado se desplegarán, en la plaza Pringles, tablones que oficiarán de stands para los representantes de las editoriales locales independientes, quienes finalmente expondrán sus producciones en el corazón del centro rosarino por tercera vez en el año, tras la suspensión por el temporal del sábado pasado. La cita será a las 10 y se extenderá por lo menos hasta las 14 hs.
Como expresa Nicolás Manzi, creador de Casagrande y uno de los organizadores de la FER (Feria de Editoriales Rosarinas), el evento ofrece «libros al paso en uno de los lugares más transitados por el público de la ciudad». Asimismo, señala que «surgió como una invitación de la Biblioteca Argentina a sacar los libros a la calle». Al mismo tiempo, destaca el apoyo recibido desde la secretaría de Cultura de la Municipalidad.
El editor relata que se reúne cada diciembre con sus colegas para programar actividades que tengan «al libro como protagonista». Para él, el consumo de textos en el interior del país está, por lo general, «centralizado en las grandes empresas de Buenos Aires y la gente no se entera de las publicaciones independientes que tiene más a mano». De ahí la indudable posibilidad que implica la feria no sólo para los escritores, sino para los lectores de encontrar textos impensados en la industria masiva.
Con entusiasmo, Manzi cuenta que desde la organización tienen «en mente generar acciones a futuro», entre las que se incluye la realización de otra celebración en diciembre próximo y la invitación de actores «de otros lugares del país» para conseguir también que el evento se extienda por un lapso de tiempo más prolongado.
Aparte de las significaciones entre pares y audiencia, Nicolás subraya la revalorización de la práctica de la lectura que se pone en juego en el trabajo editorial. «Cada editor hace una recomendación de lectura», dice e indica la importancia de «pensar qué se lee, por qué y bajo qué coyuntura».