Adrián Pavía es el que sabe de todo: formas y protocolos, qué hacer (o no) en cada evento, los colores, los estilos, las costumbres. Tanto sabe de todo que Lionel Messi lo convocó a él para que su casamiento sea el soñado no sólo por las cámaras de todo el mundo sino también por la pareja. Por eso para la Navidad, nada mejor que las formas y el protocolo desde la vista de Pavía, que primero pide que «festejá, sé feliz y no te preocupes por los detalles» y después que sí, te asegures de tener todo listo para cuando lleguen los primeros invitados.
Las costumbres cambian con el paso de los años. La mayoría de las veces, esas transformaciones no se perciben enseguida. Pero alcanza con mirar unos años para atrás para encontrar esos pequeños cambios en los detalles de las tradiciones en cada cultura. Adrián Pavía se encarga de eso: la convivencia entre lo nuevo y lo tradicional. «Evoluciono al ritmo de los millenials, donde todo es más descontracturado y más suelto de reglas», anuncia el experto.
Pavía dice que no renunciaría a una única formalidad: el respeto hacia los adultos. «Eso siempre tiene que cumplirse», remarca. Pero después, se muestra abierto, millenial, y cede en ciertas flexibilizaciones: el horario de la mesa, el lugar, que no haya menú preestablecido, pasar a comer en un restaurante y no en casa.
Sin embargo, la libertad también tiene su forma. Y dentro de la búsqueda de estar lo más relajado posible, es necesario seguir ciertas reglas. Especialmente los anfitriones. «Volverte anfitrión no es una tontería. Si te tomas la responsabilidad, la tenes que cumplir en forma. Y para eso, son necesarias cosas básicas, como estar listo y preparado para el primer timbre. No puede llegar el primer invitado y vos tener puesto el delantal, el lechón en horno y la ensalada rusa a medio hacer. Ya tenes que estar presto para empezar a agasajar a tu invitado. Si manejaste eso, podes ir llevando la cena por el buen camino, haciendo que prime la no desesperación para no transformarte en un pesado».
Para Pavía es indispensable que el anfitrión encuentre la paz en los pequeños detalles, entre ellos, conduciendo cada momento: guiar el aperitivo, la cena, la hora del brindis. «Preocuparse no sólo por el living, la cocina, sino también por el toilette. Sería horrible que te llamen para decirte que no hay más papel en el baño», sumó Pavía. «También es muy importante volverse un mediador: con los conflictivos, por ejemplo. Y sino, no invites a esa gente y cortas por lo sano».
Los tips para las fiestas son cada vez menos y cada vez más sencillos, pero tal vez los más difíciles para tener en cuenta. Los pequeños detalles te vuelven un buen anfitrión y las ganas puestas en pasarla bien, siendo feliz y estando relajado, hace que todo reluzca más de lo esperado.