La conversación se había transformado en una competencia.
Todos tenían una anécdota de su paso por los medios y la contaban en voz alta, con entusiasmo.
Sonaban nombres conocidos, furcios, chistes, equívocos y personajes inolvidables, mientras que en Chicharra, el restaurante de Pichincha, los mozos atendían casi corriendo.
Las ocurrencias más festejadas eran de la época romántica de la radio, cuando en cada casa sonaban las voces más queridas, los tangos, los radioteatros y los viejos jingles.
Sin embargo, fue un acontecimiento más actual el que provocó la carcajada general, aún de los de las mesas cercanas que escuchaban sin querer.
Carlitos Molfino le recordó a Eduardo Conforti el hecho y contó gesticulando:
-Fue la primera reunión de producción, un rato antes del debut de Evaristo Monti en LT8 con su programa La Tarde. Estaba todo el equipo y en un rincón, un muchacho que hablaba poco. Era un especialista que habían elegido para que trajera algunos tangos para difundir. Uno por hora. Monti lo miró, escuchó cuál era la especialidad y, mirándolo fijo le preguntó:
– ¿Que trajiste de Piazzolla?
El hombre, entusiasmado le contestó:
– No, de Piazzolla nada. Traje Gitana Rusa, por Juan Sánchez Gorio.
Monti recorrió con la mirada a todo el grupo, se acomodó los anteojos y le dijo:
– Hace una cosa…..no vengas más.
Se levantó y se metió al estudio.
A las 4 de la tarde empezó el programa.