El video Alan F. disparando una ametralladora despertó la polémica. El muchacho, que cumple prisión domiciliaria mientras la Justicia determina su responsabilidad en el homicidio de Eugenio Solano —un joven de 26 años que fue acribillado el domingo primero de mayo de 2016, en un pasillo de barrio Tablada—, dejó al descubierto las falencias del sistema judicial.
En el registro filmográfico se ve como el jóven, que estuvo preso en el Irar y en octubre del año pasado el Juzgado de Menores Nº 3 —a cargo de la doctora María del Carmen Musa— le otorgó el beneficio estar recluido en la casa de su abuela, rompe con las normas establecidas y pone en evidencia algo que todos saben y nadie se hace cargo: las «domiciliarias» en Rosario no se controlan.
Según lo que pudo averiguar RosarioNuestro, la difusión de las imágenes no generó ningún tipo de reacción del poder judicial. Hasta el momento, no se le revocó el beneficio a Alan, ni se allanó su casa en busca de la ametralladora u otras armas de guerra.
Esta es una situación muy compleja, ya que el adolescente pertenece al clan Funes, una banda familiar que, según aseguran diferentes investigadores, domina los negocios ilícitos de barrio Tablada y se le achaca un sin número de enfrentamientos armados y homicidios. «Si sos de Tablada y te afanás una gallina vas directo a la cárcel Piñero; a menos que seas de los Funes. Ahí podes robar, amenazar o matar y no te va a pasar absolutamente nada», señaló un vecino del barrio.