Jorge Bernardo Griffa es sin dudas uno de los máximos símbolos de la historia de Newell’s. Allí, durante 23 años, revolucionó el trabajo en las divisiones inferiores y convirtió al club en una «fábrica» formadora de juveniles que trascendieron en el fútbol mundial.
El «maestro», como lo apodan, habló en Radio Mitre Rosario, y al ser consultado sobre su presente y cómo observa a la Lepra desde la distancia, contó: “Siempre estoy viendo alguna cosa de fútbol y siguiendo de alguna manera a Newell’s. Siento que no está bien. Lo miro con un gran cariño, pero lejos de ahí porque estoy en Buenos Aires”.
“Cuando las cosas se dan bien es porque hay un cúmulo de cosas que se dan bien, como por ejemplo la parte dirigencial. Otras veces no se da eso, y surge una situación negativa”, reflexionó el ex futbolista y entrenador.
Griffa habló sobre Gustavo Quinteros, a quien lo conoce desde chico cuando formó parte de la cantera rojinegra: “Lo tuve de mediocampista. Ahora su regreso puede ser muy importante. Además, por otra parte, el deseo ferviente de volver al club que le dio la alternativa de jugar en Primera, lo llena de compromisos pero también de ilusión”.
Jorge recordó cómo era el trabajo en juveniles en su época de formador en Newell’s: “Antes había un exceso de jugadores que crecían dentro de una línea de juego, con una mentalidad totalmente ganadora y se mostraban al mundo futbolístico; siempre habían clubes que querían tener esos jugadores”.
“Hay que tener una planificación que lleva determinado tiempo. No se puede de la noche a la mañana creer que porque se quiere hacer un trabajo delineado, a los pocos días va a estar todo resuelto. Pero sí es cierto que alguna vez hay que volver a empezar a ser lo que, de alguna manera, era Newell’s”, expresó, y agregó: “De no existir en el fútbol argentino, pasó a sentarse en la mesa de los grandes a través de todos los juveniles».
“A Newell’s le copiaron todos los clubes de Argentina. Newell’s fue a buscar a los juveniles al interior, y con eso pasó de ser un club muy limitado, a ser el que marcaba los caminos del fútbol juvenil en gran escala, y eso cuesta trabajo y tiempo”, continuó.
Por último, Griffa aseguró que le ofreció a la Lepra, en su momento, a Ezequiel barco, vendido por una cifra enorme al fútbol de la MLS: “Pasó por Newell’s, se lo mandé, e Independiente lo vendió en un montón de dinero. Hice que fuera allá, que se probara, igual que en Boca, pero no lo aceptaron».