Las fiestas callejeras volvieron a ser protagonistas en Rosario. Con la excusa de la llegada de un nuevo año, grupos numerosos de jóvenes se auto-convocaron a celebrar en las calles. Y otra vez, los vecinos de distintos puntos de la ciudad reportaron destrozos y descontrol, como ocurrió en Navidad. El secretario de Control y Convivencia, Guillermo Turrin, dialogó con Rosario Nuestro y dio sus versiones de lo acontecido.
Uno de los focos primordiales en el operativo que se desarrolló fue liberar el acceso en las principales arterias de Rosario, como en el caso de calle Mendoza: «Esta vez determinamos que Mendoza y San Juan no son arterias que se puedan cortar y habíamos dispuesto un operativo en ese sentido. Cuando llegó personal de Control Urbano y personal de la Policía, intentaron realizar la fiesta y se los disuadió».
«En el video se escuchan dos detonaciones y no se ve más nada, no se ve a nadie lastimado y ningún enfrentamiento. No pasó más de que había un par de revoltosos que se los disuadió, porque volver a cortar Mendoza como sucedió el 24 lo que genera es que la línea K quede frenada y no pueda pasar porque no hay forma de desviarlo», expresó Turrín con respecto al video que circuló en donde se ve a efectivos de la policía disparar balas de goma.
Además, el secretario de Control y Convivencia destacó los lugares en donde la fiesta fue pacífica: «En la plaza Buratovich había mucha gente y no cortaron ninguna arteria. Y el ejemplo cabal de la elección de la gente es lo que pasó en Moreno y el río, el primer intento de ellos fue subir los autos a los espacios verdes para poner música, nosotros no lo dejamos y la gente se quedó disfrutando hasta las 6:30 de la mañana».
Según declaraciones del entrevistado, estas celebraciones en las calles siguen siendo organizadas «por chicos de barrios» pero «las redes sociales juegan a favor de la convocatoria y en contra de la tranquilidad de los vecinos». Y agregó: «De las 39 confiterías bailables que hay en Rosario, el 31 de diciembre abrieron 4. Los boliches no abren porque la gente no va, entonces hay también una nueva forma de festejo y de apropiación del espacio público».
Por último, Guillermo Turrín pidió destacar algo: «Me parece que estaría bueno que se remarque que esto no sucede de manera habitual en Rosario, pareciera que es una nueva forma de festejo de Navidad y Año Nuevo. No es que sólo pasa acá, en Buenos Aires también pasó exactamente lo mismo».
Schmuck pidió sanciones
La concejala María Eugenia Schmuck se mostró muy preocupada por la situación y pidió urgentemente «sancionar una nueva ordenanza de nocturnidad». Y añadió: «Hay que hacer de éste, que es un tema central en la vida de una ciudad, una política de Estado y convocar a todos los actores que puedan aportar visiones que puedan enriquecer el diagnóstico».
«Hace 15 años, la mayoría no tenía celulares, tampoco acceso a Internet y las redes sociales eran una promesa de futuro. No era fácil organizar un evento público para cualquier ciudadano, por eso la ordenanza vigente promueve y regula como espacios de encuentro bailables y de fiesta, a grandes discotecas o boliches. Pero todo eso cambió. Cambió mucho y profundamente», mencionó en relación al rol que juega la tecnología y las redes sociales.
Uno de los problemas que detectó es que las prohibiciones «sólo corren detrás de los acontecimientos». Aconsejó que en lugar de prohibir es mejor «escuchar a los protagonistas y hacer. Y el 2018 debe ser el año».
Entre las soluciones que propone destaca que: «hay que construir una legislación moderna que interpele muestro presente y a nuestros jóvenes» debido a «que las maneras de vivir la nocturnidad en la ciudad cambiaron profundamente».
Los vecinos se quejaron
A través de Facebook, algunos vecinos denunciaron hechos vinculados al descontrol y a los destrozos. Estos mensajes fueron en contra de las primeras versiones que circularon que hablaban de fiestas pacíficas.
«Pregunten a los vecinos de José Ingenieros y Ferreyra en el bario de Arroyito el desastre que provocaron las criaturas alcoholizadas. Se llamó al 911 y vinieron con rapidez pero la GUM ni atendía el teléfono. Vinieron 5 móviles de la policía pero ellos no pueden hacer nada, pero los chicos sí. Un desastre, la calle plagada de vidrios rotos, la cara de algunos chicos también, las bombas arrojadas dentro de las casas de los vecinos, los árboles y las puertas de las casas se convertían en baños, las chicas hasta sin ropa interior y usaron un colchón que habían tirado los vecinos para tener sexo cómodamente. ¿Y todavía dicen que no pasó nada? ¡Es vergonzoso! ¡Las autoridades no existen pero la educación en los hogares también deja mucho que desear!», acusó una mujer.
Por otro lado, otro ciudadano se quejó de la situación y criticó el accionar policial: «¿No hubo conflictos? Caraduras! Pregunten a vecinos de Parquefield que viven cerca de la Plaza del Poeta. Descontro total. Se llamó a la Gum, a Control Urbano, a la Policia y nadie acudió. Decían: ‘Nada podemos hacer’ Inútiles! El ciudadano cada vez más a la mano de Dios, autoridades no existen!».
Vecinos de Arroyito reportaron el desorden a través de un video: