Por Julián García, presidente de Idea Centro.
Existe una fuerte tendencia a pensar que cuando se habla de adicciones, nos estamos refiriendo al uso o consumo de sustancias adictivas, concretamente drogas bajo sus distintas formas. Pero el término adicción es mucho más amplio y se refiere a formas de comportamiento de las personas que implican una repetición de una conducta, incluso más allá de la propia voluntad.
En general, toda adicción comienza con un consumo o uso que produce placer y esa sensación, induce a repetirlo una y otra vez ya que es gratificante y placentero. Es así como se consume alcohol, tabaco, distintas formas de comida y por supuesto otras situaciones placenteras tanto psíquicas como físicas, el trabajo, el uso de tecnologías, diversión, etc, etc.
Estas situaciones o sustancias inducen a la repetición, una y otra vez, de forma tal que su ausencia genera un displacer o síndrome de abstinencia y por lo tanto la búsqueda hasta obsesiva del objeto o comportamiento de placer y/o bienestar, que muchas veces supera la voluntad de las personas y cambia su matriz de comportamiento.
Hecha esta breve y muy elemental introducción sobre los comportamientos adictivos, es que proponemos y sugerimos la necesidad de un “despertar” y tomar conciencia sobre cómo y cuánto impacta ésto en las organizaciones.
Para ello, describamos y tengamos presente muchos de los efectos que cotidianamente se presentan en las organizaciones, fruto de situaciones o comportamientos adictivos, por ejemplo:
- Altos niveles de ausentismo.
- Incremento de accidentes en itinere o en el propio trabajo.
- Baja eficiencia laboral y disminución de la productividad.
- Afectación del clima de trabajo y de los equipos.
- Rotación de la plantilla de personal.
- Dificultades en las relaciones con los sindicatos.
- Y muchos etcéteras….
Todo este breve y somero detalle tiene como correlato un alto impacto sobre los costos de las empresas y de todo tipo de organización en general, incluyendo a los distintos estamentos de los estados nacional, provinciales y municipales donde trabajan grandes cantidades de personas.
Muchos de estos costos son directos de las organizaciones, pero además se debe considerar los efectos multiplicadores sobre los costos que impactan en otras organizaciones y en la sociedad en general. Es así que es dable que nos detengamos a pensar en los costos de:
- Obras sociales sindicales o prepagas.
- Sistemas de salud pública y privada. Hospitales, sanatorios, centros de salud.
- Centros especiales de rehabilitación.
- Costos de seguridad pública. Policías, servicios de emergencias, etc
Es evidente que el costo social y de convivencia es el de mayor afectación, pero de más dificultad de medición económica por su intangibilidad. Pero también es evidente que los costos económicos que hoy estamos teniendo todos los actores de la sociedad son más que importantes como para que pensemos en involucrar a nuestras organizaciones y “despertar” sobre las consecuencias de este tema.
Es totalmente lógico que al tomar conciencia de que el problema existe y nadie es ajeno, debamos comenzar a hacer algo. El primer paso es darnos cuenta que este problema involucra a la totalidad de la de organización. Que no es un mero tema de incumbencia del área de RRHH o del Servicio Médico. Es un tema de toda la compañía y debe haber un compromiso de la alta gerencia.
- La información, capacitación con especialistas, es el primer paso.
- La detección de casos existentes y un plan de trabajo para ayudar al afectado
- La participación de los delegados del personal y de todos para diseñar planes de prevención.
La detección y corrección de procesos administrativos, industriales o de gestión que puedan ser factores generadores de comportamientos adictivos, ayudarán a disminuir problemáticas. El diseño de planes de trabajo en conjunto con ART, servicios médicos, Higiene y Seguridad, serán de alta utilidad.
Esta nota tiene como objetivo la toma de conciencia para todos de la existencia de las adicciones, de sus consecuencias, de que no se soluciona con medidas punitivas, de que nos afecta a todos y que tiene altísimos costos económicos sobre las organizaciones y más todavía sobre las personas en su desarrollo humano y social.
Es el despertar del tema. Está todo por hacer. Pero no es ocultando el problema como se soluciona, sino tomando conciencia e involucrándose. Todos necesitamos enfrentar el tema. La sociedad lo necesita.