«Nos salieron todas mal». La frase que usó Leo Fernández para cerrar la conferencia de prensa post derrota con Godoy Cruz resume y describe lo que fue un sábado fatídico para Central. La caída contra el Tomba estuvo condimentada con papelones dentro y fuera del campo de juego, pésimas decisiones, actitudes irresponsables y lesiones musculares.
1. El hallazgo dentro del estadio de ataúdes con leyendas dirigidas al presidente Mauricio Macri y a otros tres clubes de la Superliga (Newell´s, Boca y River) fue la noticia «vedette» de la previa antes del partido. Sorpresivamente, esta vez el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Fe actúo de forma preventiva y los encontró debajo de una de las populares del Gigante de Arroyito.
Desde ahí, hubo comunicado de Central «rechazando de manera unánime y categórica lo ocurrido» y ofreciendo colaboración para «esclarecer» lo sucedido. Mientras que en Capital Federal, una vez terminado el partido, se instaló el rumor de que el Ministerio de Seguridad de la Nación pediría una sanción ejemplar contra el club rosarino en AFA.
Si bien dicha «información» deberá ser confirmada en los próximos días (no sorprendería que esto suceda teniendo en cuenta los antecedentes a nivel nacional y la demagogia con la que actúan los funcionarios de dicho organismo), desde la Comisión Directiva de Central tendrán que brindar mayores explicaciones.
No alcanza con ese comunicado salomónico que deslinda responsabilidades. Como mínimo habrá negligencia de los dirigentes o empleados que tienen que evitar este tipo de situaciones. Será tarea de la Justicia investigar si también existió complicidad en alguna esfera, lo que agravaría aún más el ya complicado cuadro.
2. Lo que sucedió con Ortigoza (no pudo arrancar el partido después de salir al campo de juego con el equipo titular) es inusual e insólito. De por sí no es normal que un jugador se lesione en los movimientos previos estando ya adentro de la cancha. Pero lo que le da un marco más grave a esta situación es que se trata del «refuerzo de jerarquía» que sólo sumó 20 minutos en 7 partidos.
El jugador que fue presentado con bombos y platillos y que además llegaba antes del primer día de pretemporada estuvo siempre afuera por problemas físicos ya que ni se debería contabilizar ese ratito frente a Olimpo con el partido definido. Ortigoza después habló, dijo que se resintió de la lesión de siempre y que se muere de ganas de jugar con la camiseta de Central. El único responsable de que eso todavía no haya pasado es él.
3. La salida del ex jugador de San Lorenzo y el ingreso de Carrizo seguramente habrán trastocado los planes de Leo Fernández para el partido, sin embargo esto no configura una excusa válida para justificar el desconcierto táctico y futbolístico que tuvo Central durante todo el partido.
Fue la peor versión del equipo canalla bajo la actual conducción técnica, ya que se lo vio desorientado, impreciso, mal parado y con rendimientos individuales muy por debajo de la media. Con criterio y paciencia, Godoy Cruz expuso los descalabros defensivos de Central y la falta de ideas que tuvo el local al momento de atacar. La visita siempre dominó las acciones de juego, todo desde la mitad de cancha, durmiendo el partido y evitando las llegadas a las áreas.
Párrafo aparte merece la irresponsabilidad de Fernando Tobio, quien otra vez dejó a su equipo con 10 jugadores y perdiendo un partido. Eso no es actitud o personalidad. Dejar la plancha en alto y «raspar» a un contrario ante la atenta mirada del árbitro no es rebeldía. Está muy confundido Tobio, dentro y fuera del campo de juego. Debería ser el punto final para un jugador irregular que no estuvo a la altura de las expectativas que su llegaba había generado.
Todo lo que el equipo había evolucionado ante Olimpo, en los últimos dos partidos volvió a foja cero. Por supuesto, que el rival juega y esta vez, la «buena medida» que era el Tomba en la previa terminó ocasionando un duro golpe de realidad. Las tres facetas más importante que configuran el juego de un equipo (táctica, técnica y física) hoy en Central entregan saldo negativo.
4. Los desfasajes tácticos se pueden atribuir a los cambios obligados y prematuros de planes (no es excusa igual), en tanto que los bajos rendimientos individuales están a la vista. Solo las ganas de Zampedri (incómodo por el lugar donde tuvo que moverse), los intentos de López Pisano, la seguridad de Martínez y el ingreso de Herrera pueden destacarse.
Ferrari da ventajas por la derecha (¿hasta cuándo?), González no marca ni juega, Parot demostró actitud en el segundo tiempo pero convive con las limitaciones de siempre, Carrizo volvió a ser el perdedor constante de pelotas mientras que la actualidad de Ruben está muy lejos de ser la ideal. Por lo que puede dar y lo que se espera de él, el capitán es el que queda mas expuesto ante los ojos de los hinchas.
Con respecto a la faceta física, el problema esta bien identificado. Las lesiones musculares son el karma de Central en el 2018, poniendo al preparador físico y al cuerpo médico en el ojo de la tormenta. No es usual que un equipo profesional sufra 9 en menos de 3 meses de competencia (2 de Ortigoza, Ruben, Tobio, 2 de Martínez, Herrera, Fernández y Lovera).
No se trata de hacer una caza de brujas pero sí de reconocer una anomalía que afecta directamente al equipo. El principal perjudicado de la mala preparación física es el entrenador, quien tuvo y tiene que «emparchar» la alineación fecha tras fecha.
A Central le salió todo mal. Puede sufrir sanciones por un hecho extra deportivo, perdió un partido importante jugando mal, tuvo que cambiar un jugador antes de empezar el encuentro, se lesionó el más regular cuando estaba por terminar, otro se hizo echar y la gran mayoría terminó con un aplazo gigante. Por si fuera poco, esta vez las decisiones de Leo Fernández no fueron las correctas y complicaron aún más el difícil panorama.
El sábado fue todo cuesta arriba, siempre remando contra la corriente. No pudo hacer pie y sufrió un revés tan duro como inesperado. A pesar de las bajas y los golpes recibidos, tiene material para sobreponerse y dejar rápidamente atrás un fecha definitivamente negra.