Newell’s perdió en la última bola, pero ganó algo más que un aplauso
Opinión. Por Mauro Yasprizza.
Por Mauro Yasprizza.
En un cierre cruel, Racing se llevó un triunfo que pudo ser de cualquiera. La Lepra mostró competitividad, carácter y una identidad que la gente reconoció de pie. Se cerró el 2025 futbolístico y ahora comienza otro partido: el de las decisiones.
Una derrota que duele, pero no desmiente
A veces el fútbol se resume en un detalle, en un cierre que te parte la noche en dos. Newell’s cayó ante Racing en el Coloso y la foto final —ese remate agónico que torció la historia— tiene sabor amargo. Lo más justo, dicen los viejos del tablón, habría sido un empate. Y no les falta razón: fue un partido parejo, intenso, con pasajes en los que la Lepra manejó el trámite y otros donde la Academia mostró jerarquía.
Pero si el resultado fue esquivo, la actitud no lo fue. Este Newell’s, irregular en el año pero competitivo cuando debía pararse fuerte, esta vez mostró una versión madura: presión alta, buenas transiciones, un mediocampo que mordió y jugó, y un equipo que no se partió casi nunca.
Compitió, y la gente lo vio
Hay detalles que no se escriben en la planilla del partido pero explican todo: el aplauso final. Ese murmullo de reconocimiento que baja desde las plateas cuando un equipo no gana, pero deja una sensación de “hiciste todo lo que había que hacer”.
Newell’s generó situaciones claras, tuvo un mano a mano que pudo cambiar el guion y se sostuvo en partido hasta el último segundo, cuando Racing aprovechó la mínima ventaja para sellar un 1-0 que duele por lo tarde y no por lo injusto.
El cierre de un año que se agotó en los pies
Terminó 2025. Se terminó el torneo. Se terminó el tiempo de jugar y empieza el tiempo de decidir. Porque detrás de esta derrota hay preguntas que el club deberá responder rápido:
• ¿Qué plantel quiere sostener y cuál quiere soltar?
• ¿Qué refuerzos son prioridad?
• ¿Qué identidad futbolística se quiere consolidar?
No es una derrota más: es la puerta de entrada a un verano donde se define el año que viene.
Sufragar para volver a competir
Si algo mostró la noche del Coloso es que Newell’s tiene con qué competir. No alcanza sólo con las intenciones: hace falta estructura, jerarquía y decisiones acertadas. El 2026 se juega desde ahora. Y como cada verano rojinegro, habrá que sufragar: tiempo de renovar ilusiones, ordenar el club y apostar fuerte.
Quizás no fue el mejor final. Pero sí un buen punto de partida.
La pelota ya dejó de rodar. Ahora empieza otro campeonato. Y este no se gana en los 90 minutos. Se gana en la gestión. En la convicción. En el rumbo.

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