«Ahora sé que mi mamá va a descansar tranquila», afirmó Sebastián Piazza, hijo de Romina Saavedra y principal testigo de la causa por la cual Miguel Ángel Pastorutti fue condenado a prisión perpetua hoy por la mañana. El joven, con sólo 13 años, fue testigo del salvaje femicidio de Romina y su testimonio durante el juicio marcó el camino para que su padrastro reciba la pena máxima. «Gracias a Dios le dieron la condena perpetua. Estoy muy conforme, porque sé que ahora no lo va a ver nadie, nunca más. Se va a pudrir ahí adentro», cerró el adolescente.
Osvaldo Saavedra, el papá de la víctima, lloró mientras caminaba por el pasillo que conecta todas las salas de los Tribunales Orales. Sentado y en silencio escuchó las seis audiencias que duró el juicio por el caso de su hija y el trayecto de salida durante la jornada final fue una nueva despedida para él.
«Estamos conformes por el momento. Ojalá cumpla; porque no tiene sentido lo que hizo», señaló. Él se niega a aceptar las disculpas que ofreció Miguel Ángel: “No hay disculpa que valga. Si lo hizo, lo hizo consciente, bien consciente. Porque yo lo vi cuando salió —de la casa donde quemó y apuñaló a Romina—. Me puteó y todo. Estaba bien consciente, tenía todo preparado de antes. Ahora que cumpla».
La investigación del femicidio estuvo a cargo de la fiscal Cristina Herrera. Ella, en los alegatos de inicio del proceso hizo un descargo de tintes políticos. Marcó la necesidad de que la violencia contra las mujeres sea abordada desde todas las esferas de la sociedad «para que el caso de Romina no sea sólo un número más en las estadísticas».
Por eso se mostró esperanzada de que un tribunal compuesto por tres hombres de una pena ejemplar para un caso como el de Saavedra. De todas maneras remarcó las cuentas pendientes que existen. «En el de Romina y en muchos otros casos existen denuncias previas por parte de las víctimas. Hay un eslabón roto entre el pedido de ayuda y la muerte. Hay una falla en el medio. Esperemos que no haya más rominas muertas», cerró Herrera.