«Se entretejen delitos de toda calaña». Esa frase, contenida en el fallo que en septiembre del año pasado condenó a tres hombres por la muerte de Candela Sol Rodríguez sintetiza la puerta que desde aquella tarde dejó abierta la Justicia, como un aviso de que la historia no terminaba allí. La semana pasada, el capo narco Miguel «Mameluco» Villalba, junto al «buche» policial Héctor «Topo» Moreyra y un policía bonaerense fueron imputados como sospechosos del secuestro y asesinato de la nena.
Los detalles comenzaron a conocerse este lunes, cuando Moreyra y el teniente primero Sergio Fabián Chazarreta fueron indagados por el fiscal del caso Mario Ferrario.
Ambos imputados (por el delito de «privación ilegal de la libertad seguida de muerte») se negaron a declarar y siguen en libertad. Pero el fiscal aprovechó para relatarles la reconstrucción del hecho que hizo en los últimos meses, basado en nuevos elementos de prueba, que surgieron durante el juicio, y que hacen creer al investigador que el asesinato de Candela fue motivado por una venganza entre grupos narcos (incluidos policías).
Héctor «El Topo» Moreyra (50) ya había estado preso durante la investigación, aunque luego fue liberado por falta de pruebas. Este lunes escuchó de boca del fiscal la nueva hipótesis, que da cuenta que la nena fue secuestrada en una Ford EcoSport negra (con la patente cubierta) propiedad de la pareja de Chazarreta, quien, a su vez, es sobrina de Moreyra.
Candela, según el fiscal, no se resistió a subir al vehículo porque conocía al «Topo». De la esquina de su casa, en Villa Tesei, la llevaron a una casa en la calle Kiernan, aportada por el carpintero Néstor Altamirano, quien volverá a ser indagado, a pesar de que había sido liberado antes del juicio por falta de pruebas.
¿Pero por qué secuestraron a Candela? Algo había adelantado Infobae en 2017, tras el juicio. Según la hipótesis del fiscal, Miguel Ángel «Mameluco» Villalba, de 55 años, también acusado ahora como coautor del hecho, habría sido el organizador. El capo narco de San Martín había caído preso 13 días antes del secuestro. Y creyó que quien lo delató ante la Policía Federal había sido el padre de Candela, Alfredo «Juancho» Rodríguez, también preso por piratería del asfalto.
Según Ferreiro, Villalba además quería ajustar cuentas con el padre de la víctima por una deuda económica, un presunto botín narco, motivo a la vez por el cual «Mameluco» creía que lo había «buchoneado»: para sacárselo de encima.
Pero «Mameluco» cometió un error. El que lo había entregado había sido Moreyra, quien dateaba a las diferentes policías (Federal y Bonaerense) de todos los movimientos de la organización narco en San Martín.
«Moreyra tuvo activa participación en el desarrollo de los hechos investigados, ya sea en la captación de la menor desde el conocimiento que éste tenía de la misma; su cautiverio en la zona de San Martín, donde vivía, llevaba a cabo sus actividades delictuales y mantenía relaciones promiscuas con las fuerzas de seguridad, las cuales le garantizaban impunidad y le permitían tener conocimiento del curso de la investigación», dice Ferreiro en la acusación.
«Siempre se barajó la hipótesis de que había participado de un hecho contra algún personaje del narcotráfico y se sospechó fuertemente que esa persona podía ser Héctor ‘El Topo’ Moreyra, quien desde un comienzo estuvo vinculado e imputado en la causa, aunque después esta línea investigativa increíblemente se desactivó», aseguraron los jueces durante el juicio del años pasado.
Para el TOC 3, este «confidente» policial es el «eje» a partir del cual giran el resto de los personajes, pero quedó libre en 2012 cuando la Cámara de Apelaciones de Morón anuló parte del proceso.
En tanto, el padre de Candela declaró en el juicio que «‘El Topo’ trabajaba con la Policía en la venta de estupefacientes, al tiempo que proveía de información a la fuerza.
Este martes el fiscal tomará indagatoria a Villalba y Altamirano. Aunque, como en el caso de Moreyra y Chazarreta, se espera que no abran la boca. No al menos hasta el juicio.
Candela fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en la localidad bonaerense de Villa Tesei, partido de Hurlingham -donde residía-, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía. Nueve días después fue encontrada asesinada dentro de una bolsa, a unas 30 cuadras de su casa.
FUENTE: Infobae