Cuando el líder norcoreano Kim Jong-un bajó las escaleras para cruzar la frontera y reunirse con el presidente surcoreano estaba rodeado por un grupo de guardaespaldas elegidos por su excelente condición física, su puntería, sus conocimientos de artes marciales y también su apariencia.
Corea del Norte es una de las sociedades más controladas del mundo, pero aún así la seguridad que rodea a su líder es férrea y el gobierno deja nada al azar.
Los extranjeros que asisten a algún evento donde Kim pueda estar presente deben pasar por varios controles de seguridad que pueden durar horas y entregar todos sus aparatos electrónicos, incluyendo sus teléfonos móviles.
Los guardaespaldas se encargan de la seguridad del líder norcoreano, la unidad es una institución de élite muy cercana al núcleo del poder de ese país.
Todos los años, son los encargados de las piezas maestras de los festivales de las flores de kimjongilia y de kimilsungia, que honran la memoria del abuelo y del padre de Kim.
Ri Yong Guk, es un desertor norcoreano que sirvió como guardaespaldas de Kim escribió en su libro de memorias publicado en 2013 que en sus viajes por el país para inspeccionar unidades militares, fábricas o granjas, el líder norcoreano está resguardado por hasta seis capas de centinelas que lo protegen.
El desertor dijo: «Es uno de los escudos más protectores de todo el mundo, a través del cual no puede pasar ni una hormiga».
Durante el desfile militar que marcó el 70 aniversario de la creación de las fuerzas armadas regulares en febrero pasado, Pyongyang desplegó tres tipos de unidades diferentes que ejercían como capas de protección de Kim.
El líder norcoreano suele caminar acompañado de un fornido militar armado.