En un clima de gran tensión, la Policía Nacional española utilizó hoy la fuerza contra los votantes para abrirse paso en diferentes centros de votación de Cataluña, donde comenzaron a retirarse las urnas, una medida que bloqueó parcialmente el referéndum de secesión unilateral, ya que en varios puntos los catalanes están votando con «normalidad».
La Guardia Civil española, por su parte, aseguró que logró neutralizar parcialmente la aplicación del «censo universal» electrónico que anunció el gobierno catalán poco antes de que comience la votación, para permitir que se pueda ejercer el derecho a voto en cualquier centro de votación. Para ello restringieron el uso de Internet a través de las operadoras.
Como consecuencia de la actuación represiva de la policía, decenas de personas resultaron heridas leves en los forcejeos, por golpes de porras y, en algunos casos, por bala de goma, como ocurrió en una corrida de la policía en su avance hacia un centro de votación en el barrio barcelonés del Example, según pudo constatar la agencia de noticias Télam.
Las cargas policiales se produjeron en distintos puntos de Barcelona y en otras ciudades de Cataluña, entre ellas Girona, donde votó el presidente catalán Carles Puigdemont.
A poco del arranque de esta jornada histórica de votación, que se desarrolla bajo prohibición, el Ejecutivo central español de Mariano Rajoy dio por «desbaratado» el referéndum.
Sin embargo, media hora más tarde, el vocero del gobierno catalán, Jordi Turrull, rebatió esa información al afirmar en conferencia de prensa que «el 63% de los centros de votación, 3 de cada 4, están funcionando, lo que significa que 4.600 mesas electorales están abiertas».
«Pedimos serenidad y paciencia. Los miembros de cada mesa tienen un teléfono para contactar con el centro de asistencia técnica de este censo universal, y ante cada problema pondremos una solución», dijo Turull, quien insistió en que el gobierno catalán garantizará que todos los ciudadanos puedan votar.
Por su parte, el Ejecutivo español criticó la «pasividad» de los Mossos de Esquadra, quienes tenían ordenes de precintar las escuelas que debían funcionar como centros de votación antes de las 6 de la mañana, cumpliendo órdenes judiciales, y no lo hicieron «poniendo en riesgo el prestigio» de ese cuerpo por razones políticas.
«Por eso la Policía Nacional y la Guardia Civil han tenido que actuar. El objetivo no son las personas. Es el material electoral. Nos hemos visto obligados a hacer lo que no queríamos hacer», dijo el Delegado del gobierno español en Cataluña, Enric Millo. «Todo es un engaño. Todo es una farsa. Es la primera vez en la historia en que a 45 minutos de que comience la votación se cambian las reglas del juego», remarcó la máxima autoridad del gobierno español en la región.
Desde la madrugada, cientos de personas, en su gran mayoría independentistas, se concentraron a las puertas de cada centro de votación, donde más persona habían pasado la noche, con el objetivo de evitar que sean precintados.
Sin embargo, pasada la hora marcada, la policía catalana no había actuado debido a la presencia de la multitud, mientras los activistas independentistas lograron que «aparecieran» las urnas oficiales en el interior de los centros de votación. Fue así que pasadas las 9 de la mañana, comenzó el despliegue de la Policía Nacional y la Guardia Civil, enviada a Cataluña por el gobierno central del conservador Mariano Rajoy.
En el marco de su actuación, los agentes policiales lograron entrar en varias escuelas del barrio del Example de Barcelona, y en una de ellas, el Ramón Llull, lo hicieron saltando las rejas y rompiendo la puerta del centro de votación, entre gritos de los ciudadanos que esperaban para votar.
«Estábamos sentados pacíficamente, y nos sacaron a los empujones, hubo golpes y heridos leves, y una mujer de uso 80 años que fue atendida por una ambulancia», explicó a Télam Celia Mayoral, una joven de 17 años que no puede votar, pero se concentró en el centro de votación para brindar a apoyo a la gente que sí quiere hacerlo.
Tras varios minutos de forcejeos en el interior del centro de votación, la policía logró retirarse con las urnas entre gritos de «somos gente de paz» de los ciudadanos. «Estoy muy triste, es una vergüenza como nos tratan, no se dan cuenta que con esta represión queremos votar aún más. Lo que están haciendo es impensable, inimaginable, no se veía desde la dictadura franquista», dijo a Télam Elisenda Sant, una vecina de 47 años que esperaba para votar en la escuela Ramón Llull.
«Usan la violencia contra gente pacífica, pero no entienden que iremos a votar a otro colegio, esto es imparable», añadió. Los ciudadanos y muchos militantes independentistas se están desplazando desde los centros de votación cerrados a otros para intentar mantenerlos abiertos a través de la resistencia pacífica y poder votar.
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