Seguidores del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva llegaron a Curitiba (sur de Brasil) para celebrar el Año Nuevo en las inmediaciones de la sede de la Policía Federal (PF), donde el exmandatario de izquierdas cumple una condena de 12 años y un mes de prisión.
Será la primera vez que Lula, de 73 años, reciba el año en su celda especial ubicada en el cuarto piso de la PF. Empezó a cumplir el 7 de abril su condena por corrupción pasiva y lavado de dinero.
Desde que fue encarcelado, decenas de seguidores mantienen activa una vigilia frente a la sede policial. Desde el pequeño terreno se observa la ventana del fundador del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) y sus simpatizantes le dedican a horas fijas los buenos días, le cantan canciones o realizan reuniones en el lugar.
La asesoría del PT en la capital de Paraná afirma que esperan unas 1.500 personas para las campanadas de fin de año.
La agenda contempla actividades culturales, saludos al expresidente, un acto político y un acto religioso. A partir de las 23H00 (01H00 GMT), la militancia junto a algunos dirigentes como Gleisi Hoffmann, presidenta del PT, esperarán la llegada del Año Nuevo.
La fecha es especialmente simbólica para Lula, quien el 1 de enero de 2003 se convirtió en el primer presidente de izquierda de Brasil, en un emotivo acto en Brasilia ante unos 200.000 seguidores.
Dieciséis años después, la mayor potencia latinoamericana dio un vuelco a la derecha y este martes asumirá la Presidencia el excapitán Jair Bolsonaro, un admirador de la dictadura militar (1964-85) que Lula combatió como líder sindical.
Durante la noche de Navidad, sus seguidores también se concentraron frente a la PF de Curitiba para manifestar su apoyo. «Esta Navidad no podré estar físicamente junto a mi familia, mis hijos y mis nietos. Pero no estoy solo. Estoy con ustedes, los miembros de la vigilia, que han sido mi familia», escribió el exmandatario.
Lula, que responde a otros procesos, se declara inocente en todos y denuncia una conspiración para impedirle volver al poder.