Un sueño que se convirtió en pesadilla: la historia de una estudiante rosarina varada hace dos meses en Estados Unidos
Melanie tiene 21 años y es uno de los tantos ciudadanos argentinos varados en algún rincón del mundo; lejos de su familia, amigos y seres queridos. La estudiante de fonoaudiología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), aterrizó el 15 de diciembre del año pasado en Estados Unidos, sin imaginarse que probablemente lo que iba a ser el mejor viaje de su vida sería atravesado por una brutal pandemia y ella quedaría atrapada en ese país, sin respuestas por parte del Gobierno argentino, y lo más desesperante, sin saber en qué momento va a poder volver al país.
A través del programa Work and Travel, la joven voló al país del nortea para vivir una experiencia que sin dudas quedaría en su memoria. Su destino: trabajar en China Peack, un centro de esquí en California, durante los días restantes de diciembre, el mes de enero y febrero. “El 10 de marzo comenzó a sentirse más fuerte el tema del coronavirus y que iban a cerrar los aeropuertos. Yo para ese entonces ya estaba en San Francisco, ya habíamos terminado de trabajar y nos dedicamos a disfrutar los últimos días que nos quedaban. No estábamos prestando tanta atención a las noticias”, relata Melanie a Rosario Nuestro.
“El 13 de marzo nos vamos a Los Ángeles y ahí fue donde todo explotó. Mis amigas habían comprado pasaje de vuelta con la empresa Latam. Mi pasaje de vuelta era el 18 de marzo con la empresa Aeromexico. Ese día, a la tardecita, fuimos a la boletería del aeropuerto. Eran tres chicas de Córdoba, una de Chile y yo. A mi me tenían a las vueltas, pero me afirmaban que iba a poder viajar. Nos decían que tengamos paciencia, que las cosas cambiaban minuto a minuto, pero que podíamos viajar”, cuanta la joven, oriunda de Maciá, una localidad de la provincia de Entre Ríos.
Llegada la fecha de volver, el 18 de marzo, “mis amigas pudieron irse, yo no, no me dejaron abordar”, dado que Argentina solo aceptaba aerolíneas locales. La desesperación por no poder subirse al avión empezó a crecer. La estudiante tenía dos opciones: viajar a México y correr el riesgo de quedar varada allí, o quedarse en Estados Unidos. Eligió la última. “Para completar la situación, los pasajes estaban carísimos. Si te ibas a otro lugar podías quedarte varado en un aeropuerto, hubo muchísima gente que pasó noches enteras en aeropuertos, durmiendo en el suelo; entonces por mi seguridad me quedé en Estados Unidos”.

Melanie se encontró con un amigo que atravesaba la misma situación, varado y sin saber qué hacer. Por recomendaciones, decidieron volar a Miami, donde aparentemente era más probable que los vuelos salieran. Desde ese día hasta la actualidad, la joven estudiante se encuentra hospedada en la casa de un lejano conocido de su amigo, tratando de ayudar económicamente con lo poco que le queda.
El panorama era desalentador, se agravaba con el paso del tiempo y las esperanzas de volver y reencontrarse pronto con su familia disminuían. “El Consulado era lo que más nos enojaba, pasaron meses y no te contestaban, yo les mandaba todo el tiempo y sólo te hacían llenar un formulario que lo llené decenas de veces. Recién en estos días empezó a responder un contestador, pero de nada sirve”, se lamentó.
Producto de la mala organización, “algunos aviones salen, pero a los que tienen pasajes demorados les avisan el mismo día, entonces hay mucha gente que decide no viajar. En definitiva, los aviones vuelan con muchos asientos vacíos”. Contó, además, que los pocos vuelos que despegan tienen prioridad para las personas en “situación de vulnerabilidad; pero es mentira, no se fijan en nada, hay gente que la pasa realmente mal y no puede volar”. “Nadie sabe nada, te dicen que a la situación la maneja el Consulado, y el Consulado te dice que lo maneja el Ministerio de Salud argentino. No te dan ninguna información y te tienen a las vueltas”, confesó, desesperada.
“Los argentinos que viven en Miami hace años, están donando comida y lugares para hospedarse. Hay muchos varados que subsisten gracias a esto. Yo tengo la suerte de tener a esta familia”, relató.
Esta es una historia más, de las tantas de ciudadanos argentinos, varados y sin respuestas. Melanie sigue estudiando fonoaudiología a distancia, de la manera que puede. “Los profes no nos dan clases virtuales, se hace complicado. Hay algunas cátedras que le ponen la mejor onda, te ayudan como pueden y te mandan mensajes acompañándote y apoyándote. Hay otras cátedras que no. Hasta el momento sigo cursando, pero tengo mucho miedo de perder el año”, dijo.
En Miami el aislamiento social no es tan estricto como en Argentina. Es “como que nunca fue obligatoria la cuarentena. Cerraron todos los locales no prioritarios como las tiendas. No es que te para la policía ni nada; lo que sí, no podés quedarte en lugares, sentado en una plaza, por ejemplo, tenés que caminar”.
Se estima que en los Estados Unidos quedan cerca de 3500 argentinos que reclaman volver a su país. “Hay un Instagram de argentinos varados en Miami, y hay gente que la esta pasando mal, porque están en lugares muy feos y no pueden volverse”, confesó la joven estudiante que ansía por subirse a un avión y regresar al país.
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