La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, tiene una extensión de aproximadamente dos metros y un espesor variable.
Está formada por tres capas: epidermis, dermis y tejido subcutáneo siendo la primera el estrato más superficial.
Retrasar el envejecimiento
El proceso de envejecimiento incluye daños moleculares y estructurales de la piel como inflamación, disminución en la síntesis de colágeno y engrosamiento. Es de suma importancia cuidarla para retrasar esta etapa.
El ritual diario más efectivo para su tratamiento
- Tomar abundante agua.
Una de las reglas para tener la piel hidratada es tomar abundante agua, lo recomendables son dos litros diarios. Especialistas en Cosmetología reconocen que la falta de hidratación genera un aspecto opaco y una piel sin vida.
- Usar leche de limpieza durante las mañanas y antes de acostarse.
Este ritual debe realizarse dos veces al día y lavar la cara con abundante agua. Luego, se puede aplicar un tónico o crema de aspecto fluido.
- No olvidarse del protector solar.
La doctora Lucía Onsari, médica afirma que lo ideal es reponerlo cada “dos horas”. Otros especialistas indican al menos una vez al día antes de salir del hogar. En lo que respecta a la pantalla se recomienda que sea al menos factor 30.
- Decirle adiós a las cremas pesadas.
Al igual que con la medicación no es conveniente elegir una crema al azar. Lo ideal es realizar una consulta con una cosmetóloga o dermatóloga para que nos indique que tipo de piel tenemos y que crema puede ayudarnos a mejorar su aspecto.
- Limpieza profunda cada treinta días.
Especialistas en Cosmetología reconocen que la mayoría de las pieles tienen comedones o puntos negro que requieren ser extraídos y evitar también que se formen poros abiertos. Lo ideal es realizar una limpieza profunda al menos una vez al mes.
- Utilizar un tónico después de la limpieza facial.
Su uso es imprescindible dado que este tipo de producto ayuda a normalizar los parámetros funcionales de la piel. Además, elimina restos de suciedad, estimula la microcirculación periférica y aumenta su tonicidad.
- Alimentación equilibrada.
No tomar alcohol, evitar el cigarrillo y comer vegetales, frutas, proteínas y carbohidratos en cantidades moderadas también ayuda a tener una piel más radiante.
- Colágeno y vitamina C.
La vitamina C es conocida por proteger la piel del daño producido por la exposición a la radiación UV y por acelerar la síntesis de colágeno.
El colágeno también colabora con la reducción de arrugas y líneas de expresión. Puede venir en cápsulas o en polvo.
- Usar lentes de sol con protección UV.
Además de proteger nuestros ojos de los rayos solares, evitan la formación de las famosas “patas de gallo” que suelen generarse mediante la contracción de esta zona de la cara. La misma puede ser gestual o producto del fruncimiento ejercido por el contacto con la radiación solar.