El caso Nahir Galarza sumó un nuevo capítulo en las últimas horas cuando se conoció el testimonio de una amiga de la joven que está presa en la cárcel de Mujeres de Paraná, condenada a cadena perpetua, por el asesinato de Fernando Pastorizzo, a quien mató de dos balazos el 30 de diciembre de 2017 en Gualeguaychú.
Si bien la chica se negó a prestar declaración en el juicio oral, trascendió lo que hubiese dicho a través de una grabación que le llegó a la defensa de Galarza, quienes ahora piden que la Corte Suprema anule el juicio en donde se dictó sentencia el 3 de julio de 2018 y se comience uno nuevo donde puedan utilizar este material. Infobae accedió a este testimonio de la amiga de Nahir, en el que reveló detalles acerca de la relación con Fernando.
“La conoció cuando ella organizó su fiesta de 15. Yo me hice amiga de ella en esa época. Siempre pensé que la de ellos era una relación demasiado tóxica. Él no la dejaba en paz. No es por defenderla a ella, pero vi cosas muy feas de parte de Fernando”.
“Cuando yo la llamaba a Nahir, ella solía tener el celular apagado porque él no paraba de llamarla. Le dejaba decenas de mensajes. Entonces ella usaba el celular de la mamá y yo la llamaba ahí. Él la llamaba todo el día. Salíamos al boliche Bikini todos los fines de semana. Y a las tres de la mañana Fernando se quedaba con nosotras para que Nahir no estuviera con otros chicos. Él no soportaba que ella saliera con otros. Y ella lo hacía. Él la quería sólo para él”.
“Creo que ella no tuvo las herramientas para dejarlo ir. Yo sabía que iban a terminar mal porque no podían ponerle un fin. Ella tampoco podía y él siempre la volvía a buscar. Yo tuve una relación tóxica pero pude salir con terapia. Ella me preguntaba cómo había hecho para separarme. Varias veces los encontré discutiendo en el medio de la pista. Sobre todo en la famosa noche de Navidad. Él me miró y me dijo: ‘andá con esa puta’. Yo me fui porque estaba con una amiga. Otro día me tiró plata y me dijo que yo era una puta. Muchas veces se decían de todo, o él le tiraba un pancho y al final terminaban llorando abrazados en el piso de la pista”.
«Ninguno de los dos se podía soltar. Sé que cuesta, pero no entiendo cómo no buscaron ayuda y no hicieron algo para terminarla de una vez. Entiendo y a la vez no. Fernando no la podía soltar”.
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