Nunca imaginó el estadounidense Chuck Blazer, ignoto para nosotros, que su apellido adquiriría conocimiento planetario… y no precisamente para bien. Vicepresidente ejecutivo de la MLS, la liga de futbol de su país, devino luego en Secretario General de la CONCACAF (1990) y, posteriormente, en miembro del Comité Ejecutivo de FIFA (1996).
Llevaba una vida de lujos y excentricidades, hasta que su tarjeta de crédito lo delató. Investigado por la ISR (nuestra AFIP), terminó ante la justicia de EE.UU. juzgado por lavado de dinero y otras delicadezas. Los fondos provenían de sobornos recibidos en FIFA y CONCACAF.
Al ser detenido y escuchar la cantidad de años que iría preso, decidió ampararse en la figura del arrepentido. A partir de diciembre del 2011, fue agente encubierto del FBI participando -provisto de micrófonos- de cuanta reunión de FIFA existiera, recolectando evidencias que comprometían a dirigentes y empresarios.
Su tarea salió a la luz el miércoles 27 de mayo del 2015 en una inusual, por sus participantes, conferencia de prensa en la Casa Blanca.
Aparecieron juntos Loretta Lynch (fiscal General), el director del FBI James Comey, ambos nombrados por Obama, y el Director de Investigaciones Criminales del Servicio Interno de Impuestos. Ellos anunciaron, ante el asombro mundial, la detención de dirigentes de FIFA y los motivos por los cuales la justicia de EE.UU. estaba interviniendo en el tema.
Como es sabido, ese miércoles se produjo una “redada” del FBI y la policía suiza en un hotel de Zúrich, donde resultaron detenidos siete dirigentes de FIFA. Se salvaron otros, además de empresarios, que no habían concurrido a la reunión. Burzaco fue uno de los pocos que pudo evadirse de la encerrona, para más tarde entregarse.
La extraña participación de la Justicia de EE.UU., arrestando personas en Suiza ligadas a FIFA, la justificaron por el lado que, en los hechos ocurridos -lavado de dinero, sobornos- se había utilizado el sistema financiero estadounidense y, por lo tanto, eran los tribunales federales de ese país el lugar para su tratamiento.
Creo que, en realidad si bien las causas citadas existen, lo que decidió a Obama a enfrentar el omnímodo poder de la FIFA, es la adjudicación de la sede del mundial 2022 a Qatar en desmedro de EE.UU.
Como ya se sabe, el jueves 2 de diciembre del 2010 se eligió a aquel país, Qatar, como sede del del mundial 2022 (¡12 años antes!). Entre los candidatos estaban también EE.UU., Corea del Sur, Australia y Japón. Luego de varias rondas de votación el CE eligió a Qatar por 14 votos a 8 de EE.UU.
El impacto en EE.UU fue muy grande. El negocio que es el futbol mundial explica la indignación estadounidense. Los intereses de FOX y ESPN también.
La justicia americana, vía Blazer, había grabado ciento de horas de negociaciones donde se discutieron, además de los sobornos en América, los que los qatarís pagaron para que el mundial se juegue en su país.
Con estas informaciones decidieron, con el visto bueno de Obama, terminar con Blatter y sus secuaces arrestando a dirigentes de la Conmebol y la Concacaf que habían participado en los negocios de sus federaciones, pero también habían votado por Qatar.
El destape producido por la Justicia norteamericana, obligó a una investigación interna en FIFA que dictaminó que, de los 22 miembros que votaron por Qatar, 11 fueran expulsados o suspendidos por la propia FIFA, entre ellos Blatter y Platini.
Así juega EEUU su rol de potencia mundial, y todo por el ignoto Blazer.