La AFA llora, pero no paga: el Gobierno actualiza aportes y los clubes rechazan perder sus privilegios
Tras años de aportes irrisorios al sistema previsional, la AFA denuncia “ahogo financiero” por parte del Estado. La nueva disposición solo exige lo que cualquier empleador del país ya cumple. El Gobierno sostiene que la solidaridad también implica pagar lo que corresponde.
Por Mauro Yasprizza
El fútbol argentino está en pie de guerra. No por un escándalo arbitral ni por la venta de una promesa a Europa. Esta vez, el conflicto es económico, político y estructural: el Gobierno nacional modificó el régimen previsional especial de los clubes, y la AFA salió a denunciar “presión” y “ahogo financiero”. Pero detrás del discurso dramático, hay una realidad más incómoda: durante años, los clubes pagaron mucho menos de lo que cualquier empresa o institución formal debe aportar al sistema de Seguridad Social.
Este lunes, el Ministerio de Capital Humano oficializó la Disposición 16/2025, que eleva del 0,50% al 5,56% la alícuota para cubrir deuda previsional acumulada por los clubes. La medida no es aislada: se enmarca en la derogación del decreto 510/23 (vigente hasta que se resuelva la cautelar presentada por la AFA), y en el intento por reformular un régimen que acumuló un déficit superior a los $16.700 millones. El número no lo inventó el Estado. Lo aportó la propia ARCA, la agencia oficial de recaudación y control.
La AFA participó de un Comité creado por el decreto 939/24 para rediscutir el sistema. Y sí, presentó una propuesta, pero sin asumir del todo la responsabilidad. Siguió defendiendo la idea de pagar lo mínimo posible. Sugirió un leve aumento del porcentaje (del 8% al 8,5%) y que los clubes comiencen a tributar según su nómina salarial. Pero al mismo tiempo, se negó a incluir una cláusula de garantía que asegurara el equilibrio del sistema. En criollo: querían seguir manejando millones sin hacerse cargo de los números rojos.
Lo curioso es que, mientras la AFA habla de persecución, miles de instituciones del país —pymes, cooperativas, escuelas— pagan todos los meses los aportes de sus empleados sin tener los beneficios que tienen los clubes: ingresos por derechos de TV, sponsors, venta de jugadores y recaudaciones millonarias en partidos. ¿Dónde está la supuesta injusticia?
Más aún: si los clubes hubieran estado bajo el régimen general, como cualquier empleador, habrían accedido a la condonación del 90% de la deuda previsional mediante la resolución 5577/24, algo que ahora reclaman… sin haber querido ingresar a ese sistema. Eligen la excepción, pero se quejan cuando se ajustan las reglas.
Desde el Gobierno remarcan que el objetivo no es romper con el régimen solidario, sino aggiornarlo. Que los clubes puedan seguir siendo asociaciones civiles sin fines de lucro, pero sin usar esa figura como excusa para no aportar lo que corresponde. Porque hablar de “solidaridad” mientras se terceriza el costo del sistema al resto de la sociedad es, como mínimo, contradictorio.
La AFA insiste en que la medida busca empujarlos hacia las SAD. Pero el verdadero problema no es la figura jurídica de los clubes. Es que muchos de ellos funcionan como empresas, pero pretenden ser tratados como cooperadoras escolares. Y cuando se les exige responsabilidad, acusan persecución.
El fútbol argentino necesita reglas claras, sí. Pero también necesita dejar de verse a sí mismo como intocable. Si el país está haciendo un esfuerzo para ordenar sus cuentas, ¿por qué los clubes profesionales deberían seguir jugando con la suya?.
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