Según el Instituto Nacional de Abuso de Drogras de Estados Unidos, la marihuana es “una mezcla de color verde, café o gris de hojas trituradas, tallos, semillas y flores de la planta cannabis sativa”.
La gente fuma marihuana en cigarrillos hechos a mano y muchos usan pipas para consumirla. Aunque su consumo es ilegal, algunos las compran a conocidos y los más arriesgados hasta tienen una planta propia en su casa.
De acuerdo con el VI Estudio Nacional sobre Consumo de sustancias psicoactivas realizado por el SEDRONAR en estudiantes de enseñanza media, más del 15% de los estudiantes secundarios respondió que había probado la marihuana y cerca de un 12% admitió consumirla en el último año.
El consumo de esta sustancia se encuentra en auge y prácticamente muchas personas la consumen en los mismos niveles que el cigarrillo. Las mujeres también fuman a la par de los hombres y el 30% consume todos los días.
Entre los efectos recientes que produce el consumo de esta droga se destacan una sensación de euforia placentera y relajación. Otros de los efectos incluyen sensibilidad en la percepción sensorial, risa, percepción alterada del tiempo y aumento del apetito.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Feinberg de Estados Unidos sostiene que “los jóvenes que fuman marihuana a diario durante largos períodos de tiempo son propensos a tener problemas de memoria”.
Además, al igual que otras drogas su consumo produce dependencia y adicción al punto de necesitar de esta droga todos los días.
A largo plazo, genera problemas de aprendizaje y afecta las capacidades cognitivas. Especialistas han detectado que su consumo aumenta el riesgo de producir un brote psicótico.
La marihuana es la droga ilícita más consumida en Estados Unidos, con un estimado de 18,9 millones de personas que informan sobre uso reciente, según el análisis con datos más actuales de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud Mental.
Además, estudios previos en los que se ha expuesto a animales al tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la marihuana, muestran que la exposición repetida a la droga provoca cambios estructurales en las regiones del cerebro involucradas con estas funciones, pero se sabe menos acerca de cómo un consumo de bajo a moderado afecta a la estructura cerebral de las personas, sobre todo adolescentes y adultos jóvenes.
Sobran motivos para desterrar su buena prensa y empezar a derrivar el mito de que “su consumo es más sano que el cigarrilo” porque también puede predisponer el desarrollo de enfermedades respiratorias.