Especialistas en Odontología sostienen que son varios los motivos por los que pueden desplazarse:
Periodontitis. Es una enfermedad infecciosa que ataca los tejidos de soporte del diente, destruyéndolos poco a poco. Su primera fase es la gingivitis, una inflamación de las encías que suele ir acompañada de sangrado en el cepillado. Si no se ataja a tiempo, acudiendo al especialista y con una buena higiene dental, deriva en periodontitis y puede terminar con la caída del diente.
Traumatismo. Un golpe fuerte en la zona puede provocar diversas lesiones en la boca. Desde la fractura total del diente a un astillado o su movimiento.
Infecciones por caries. La carie es uno de los grandes enemigos de los dientes. Es un proceso infeccioso que va socavando la estructura interna dental. Detectar una caries a tiempo evita que la infección llegue a la pulpa y los daños sean irreversibles, lo que significaría extraer el diente si no se ha caído por si mismo.
Ortodoncia. La ortodoncia propicia una mayor movilidad de los dientes. En estos casos no hay que preocuparse tanto porque estamos bajo la supervisión del odontólogo.
Edad. Con el paso del tiempo los dientes se van descolocando y pierden fijación. Y se mueven. Para evitarlo es importante visitar al especialista para que supervise la correcta posición de los dientes, ya que eso evitará que se empiecen a mover.
Malos hábitos. Utilizar los dientes como tijeras o de sacacorchos pueden dañar las piezas dentales, produciendo desgastes, fracturas y el movimiento de los dientes.
Bruxismo. El bruxismo puede ser tratado con férulas y así evitar el desgaste de los dientes e incluso, en casos extremos, su movimiento y la pérdida dental.
Cómo tratarlos
El primer paso es asistir al dentista quien realizará una limpieza dental en profundidad de las encías. Esta limpieza supondrá acabar con la acumulación de bacterias y ayudará a restaurar la movilidad de los dientes.
Si el motivo de los dientes flojos es la alineación de los mismos, lo más adecuado será comenzar un tratamiento de ortodoncia que permita adecuar la mordida y hacer que la alineación de los dientes sea la correcta.
En lo que respecta a la alimentación, lo recomendable es consumir alimentos altos en calcio y evitar los que tienen alta cantidad de azúcares como bebidas gaseosas y dulces.