Rugby, inversiones y prejuicios de otro siglo: Schmuck apunta contra el peronismo y Ciudad Futura por frenar el centro de alto rendimiento en el Hipódromo
Por Mauro Yasprizza.
En Rosario, la polémica ya no es si el deporte saca a los pibes de la calle o si las inversiones privadas alivian la caja municipal. La discusión ahora es si el rugby sigue siendo “un deporte de elite” o si merece un espacio de primer nivel en el corazón del Parque Independencia.
La presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, rompió el silencio en Radio Mitre Rosario y disparó munición gruesa contra quienes trabaron —al menos por 15 días— la cesión de tierras del Hipódromo para que la Unión Argentina de Rugby y la Unión de Rugby de Rosario construyan un centro de alto rendimiento.
“Se retrasó sin ningún sentido”, sentenció Schmuck, apuntando al bloque del peronismo y a Ciudad Futura, que pidieron dos semanas para “analizar” el convenio. Según la edil, mientras el municipio, la provincia y la Nación no invierten un peso en ese predio, el sector privado ofrece un proyecto integral, con infraestructura de primer nivel, para que los jugadores locales no tengan que emigrar a Buenos Aires si quieren competir al máximo nivel.
El argumento opositor —esa mirada congelada en la década del ’80 que pinta al rugby como un club cerrado de apellidos ilustres— fue pulverizado por Schmuck: “El rugby se ha recontra popularizado. Hoy convoca pibes de todos los barrios y sigue siendo amateur. El elitismo es que solo puedan llegar los que tienen plata para ir a entrenar a Buenos Aires”.
Para la titular del Concejo, el plan no solo beneficiaría a los rugbiers: es una pieza más del engranaje deportivo que se está montando en Parque Independencia, con canchas, microestadios y hasta la posibilidad de atraer partidos de Los Pumas. “Eso significa turismo, hoteles llenos, bares trabajando… movimiento económico real. Los que critican la economía a rajatabla son los mismos que se oponen a que la ciudad genere recursos”, disparó.
En su relato, Schmuck describe el proyecto como un imán para el deporte y la inversión, en contraste con la parálisis y la retórica de quienes —según ella— prefieren congelar el desarrollo por prejuicios ideológicos. Y remata: “Esperemos que en quince días se apruebe. Rosario no puede seguir perdiendo oportunidades por debates vetustos”.
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